RESUMEN
El
yogur
(también conocido como yogurt,
yogourt
o yoghourt,
aunque la Real Academia Española
(RAE) solo admite la forma 'yogur',1
es un producto lácteo
obtenido mediante la fermentación bacteriana de la leche.
Existen
pruebas de la elaboración de productos lácteos en culturas que
existieron hace 4500 años.
Los primeros yogures fueron probablemente de fermentación
espontánea, quizá por la acción de alguna bacteria del interior de
las bolsas de piel de cabra
usadas como recipientes de transporte.
Las
bacterias Lactobacillus bulgaricus
y Streptococcus thermophilus,responsables
de la fermentación de la leche, ya eran conocidas por los antiguos
tracios que vivían en el territorio de la Bulgaria moderna desde
6000 -7000 a. C. Fueron ellos quienes las utilizaron para inducir la
fermentación de la leche de oveja y de esa forma obtener yogur,
queso, etc. Dichos productos son los primeros alimentos probióticos
en el mundo.
Bulgaria
está considerada como la Patria del Yogur. Existen estudios
científicos que acreditan que hace 4000 años, los Tracios (los
antiguos Búlgaros) estaban ya familiarizados con el yogur. Desde
Tracia, el producto se introdujo en Turquía, y luego en Asia Menor y
en la totalidad de la Península Balcánica. El Premio Nobel,
reconocido científico ruso y fundador de la ciencia de la
inmunología, Ilia Mechnikov, describe al yogur Búlgaro como un
excelente agente antienvejecimiento. La bacteria que contiene éste,
ataca, bloquea y neutraliza las toxinas, depurando el organismo. La
bacteria causante de la fermentación láctea fue descubierta en 1903
por el doctor Búlgaro Stamen Grigoroff, quien publicó y presentó
su trabajo científico dedicado al yogur Búlgaro ante el Instituto
Pasteur
de París, Francia. En su honor, la nueva bacteria descubierta fue
llamada inicialmente “Bacterium Bulgaricum Grigoroff”, aunque
después pasó a denominarse “Lactobabilus Bulgaricus”. La
bacteria, como afirmaba el científico, bloquea la proliferación de
bacterias patógenas, con lo que retrasa el proceso de envejecimiento
del organismo humano. Lo más sorprendente es que la “Lactobabilus
Bulgaricus”, desarrolla las citadas cualidades y características
sólo en el territorio de Bulgaria. Trasladada a otras latitudes, la
bacteria se transforma y, aunque el yogur obtenido con esa misma
bacteria tiene un sabor similar al del yogur búlgaro original, sus
propiedades no son las mismas perdiendo incluso su capacidad para
retrasar el proceso de envejecimiento. Por consiguiente, se hace
necesaria la adquisición del agente fermentador Búlgaro original.
Hay 21 países de todo el mundo que compran este agente a Bulgaria.
El principal consumidor de yogur Búlgaro (exceptuando por supuesto a
la propia Bulgaria), es Japón. En 1972, la corporación Japonesa
“Meidji Group” compró la licencia para producir yogur Búlgaro.
En 2002 esa licencia se ha renovado por 20 años más. Los Japoneses
consideran al yogur Búlgaro como uno de los tesoros más grandes de
Bulgaria, y consumen anualmente 200.000 toneladas de este producto,
realizando la fermentación con el agente original comprado en
Bulgaria. “Kuup Schweiz” consiguió en 1997 la exclusividad para
el mercado suizo. Otros países a los que se exporta el agente
fermentador original, son Francia, Alemania, Corea del Sur, etc. El
descubridor de la bacteria, el doctor Stamen Grigoroff, trabajó en
distintos países Europeos antes de regresar a Bulgaria, donde
comenzó a trabajar en la investigación del cólera. Combatió las
enfermedades de sus pacientes, haciéndoles comer rebanadas de pan
enmohecido cubiertas con el hongo de la penicilina. Sin embargo, no
fue él quién descubrió la penicilina; lo hizo el Británico
Alexander Flaming no mucho después. Luego, el doctor Grigoroff
trabajó en un hospital de Milán en Italia. Finalmente, falleció en
Bulgaria en 1945.
El
yogur permaneció durante muchos años como comida propia de India,
Asia Central,
Sudeste Asiático,
Europa Central
y del Este
hasta los años 1900,
cuando un biólogo ruso llamado Ilya Ilyich Mechnikov
expuso su teoría de que el gran consumo de yogur era el responsable
de la alta esperanza de vida de los campesinos búlgaros.
Considerando que los lactobacilos eran esenciales para una buena
salud, Mechnikov trabajó para popularizar el yogur por toda Europa.
Otros investigadores también realizaron estudios que contribuyeron a
la extensión del consumo de yogur.
Plato
de yogur con cereal.
El
proceso de elaboración del yogur data de hace miles de años, sin
embargo hasta el siglo XIX se conocían muy pocas fases del proceso
productivo. El arte de producción era transmitido de generación en
generación; sin embargo en las últimas décadas, este proceso se ha
racionalizado, principalmente por los descubrimientos en diversas
disciplinas, como la física e ingeniería química, la bioquímica y
enzimología; y sobre todo la tecnología industrial.
La
elaboración de yogur requiere la introducción de bacterias
‘benignas’ específicas en la leche bajo una temperatura y
condiciones ambientales controladas (muy cuidadosamente en el entorno
industrial). El yogur natural o de sabores de textura firme, requiere
de una temperatura de envasado de aproximadamente 43 grados
centígrados, y pasar por un proceso de fermentación en cámaras
calientes a la temperatura de 43 grados para obtener el grado óptimo
de acidez; este proceso puede llegar a durar aproximadamente cuatro
horas. Una vez obtenida la acidez óptima, debe enfriarse el yogur
hasta los 5 grados para detener la fermentación. En los yogures
batidos, los de textura cremosa, con o sin frutas, el proceso es
diferente, en cuanto la fermentación se realiza en depósitos,
previo al proceso de envasado, que se realiza en frío, por lo que no
necesita de fermentación posterior. Las bacterias utilizan como
fuente de energía la lactosa o azúcar de la leche, y liberan ácido
láctico como producto de desecho; este provoca un incremento de la
acidez que hace a su vez que las proteínas
de la leche precipiten, formando un gel. La mayor acidez (pH
4-5) también evita la proliferación de otras bacterias
potencialmente patógenas.El primer estudio bacteriológico acerca
del yogur fue realizado por Grigoroff, quien detectó la presencia de
tres distintos microorganismos, "diplostreptococcus".
Generalmente
en un cultivo se incluyen dos o más bacterias diferentes para
conseguir una fermentación más completa, principalmente
Streptococcus
thermophilus subsp. salivarius,
y miembros del género
Lactobacillus,
tales como L.
casei,
L.
bifidus
y L.
bulgaricus;
quien gracias a Metchnikoff,el yogur alcanzó gran popularidad por el
postulado de que el L.
bulgaricus
prolongaba la vida. Para muchos países en sus normativas, el yogur
como tal solo puede contener St.
thermophilus subsp. salivarius
y Lactobacillus
delbrueckii subsp. bulgaricus;
si se agregan otras bacterias, algunas legislaciones, no permiten
utilizar la denominación de yogur.
Si
el yogur no se calienta hasta matar a las bacterias después de la
fermentación, se vende bajo la denominación de «cultivo activo
vivo» (o simplemente «vivo» en algunos países), que algunos
consideran nutricionalmente superior. En España,
los productores de yogur se dividían entre los que querían reservar
la denominación yogur
para el yogur vivo y los que deseaban introducir el yogur
pasteurizado
bajo esa etiqueta.
La
vida comercial del yogur estando en refrigeración
es de 3 semanas, con la finalidad de mejorar la capacidad de
conservación del mismo se crea el yogur pasteurizado o de larga
duración, que tiene un periodo de conservación de meses y no
necesita refrigeración. Ambas partes enviaron estudios científicos
a las autoridades esgrimiendo las diferencias o las similitudes
(según los intereses de cada parte) entre las dos variedades.
Finalmente el gobierno español permitió la etiqueta «yogur
pasteurizado» a esta clase de yogur en lugar del antiguo «postre
lácteo».
Debido
a que las bacterias fermentan la lactosa contenida en la leche
durante el proceso de elaboracion del yogur, los individuos que
presentan intolerancia a la lactosa
pueden disfrutar del yogur sin verse afectados. Nutricionalmente, el
yogur es rico en proteínas procedentes de la leche. También
contiene la grasa de la leche con la que se produjo. Pueden ser
desnatados o con nata añadida como en el caso del yogur
griego.
En el proceso de fermentación, los microorganismos producen Vitamina
B
necesarias para su metabolismo, aunque reducen el contenido de
algunas ya presentes en la leche como la cianocobalamina
(vitamina b12)
y vitamina C.
Contiene minerales
esenciales, de los que destaca el calcio,
como en cualquier seba lácteo.
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